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N°2 | Hablemos sobre la dependencia digital: El día en que Chile se detuvo por unas horas 🧘

  • Foto del escritor: Hernan Hildebrandt
    Hernan Hildebrandt
  • 21 abr
  • 3 Min. de lectura

Parece sacado de una película de ficción, pero fue en la vida real. El 25 de febrero será recordado como uno de los mayores apagones masivos desde el terremoto 8.8 el 2010 curiosamente un 27 del mismo mes, dejando para un poco de broma memes diciendo "a los chilenos siempre les pasa algo un febrero". Ese martes 25F hubo un MEGACORTE de energía que hizo que nuestro país se quedara sin energía desde Arica hasta Los Lagos, lo que corresponde a la superficie que alberga el XX% de la población nacional. Este corte nos dejó sin energía eléctrica, sin internet fijo, y con interrupciones en la conexión móvil. Literalmente, este MEGACORTE nos desconectó… pero a la vez nos permitió conectar.

No pasaron ni minutos y las FAKENEWS comenzaron a circular. Desde un meteorito que lanzó un impulso electromagnético, hasta una gran explosión en una planta generadora. Nuestro cerebro, ansioso por respuestas, creyó en los mensajes reenviados sin cuestionarlos, simplemente porque venían de un grupo donde usualmente encontramos información "oficial". Nuestro cerebro es tan iluso inconscientemente 😑

Pero más allá de la desinformación, el impacto real fue innegable. Personas atrapadas en el metro, sin poder regresar a sus casas, comerciantes que no pudieron vender en un día clave, familias que no lograron comunicarse con sus seres queridos. La suspensión de clases al día siguiente desordenó la rutina de miles de estudiantes y trabajadores. Todo esto nos recordó lo vulnerables que somos cuando la tecnología falla.

Aquí es donde entra la reflexión: esta historia no busca minimizar las dificultades, sino abstraerse de ellas para entender cómo reaccionamos ante lo que no podemos controlar. El estoicismo nos enseña que lo único que realmente podemos manejar son nuestras emociones y respuestas. Sí, fue incómodo, incluso angustiante para algunos. Pero, ¿cómo decidimos afrontarlo? ¿Nos dejamos consumir por la frustración o aprovechamos el momento para pausar y observar?


Cuando la realidad nos obliga a pausar

¿Cuántas veces tenemos la oportunidad real de desconectarnos? La respuesta es siempre, pero pocas veces la tomamos por decisión propia. En esta ocasión, nos vimos obligados a hacerlo.

El estoicismo nos enseña que debemos aprender a reaccionar a lo que no podemos controlar. En este caso, el corte ya fue. Enojarnos por no haber terminado un trabajo importante no cambiará nada. Quizás podríamos haber tenido respaldo de electricidad o contratado Starlink, pero como no fue así… simplemente nos quedó vivirlo.

Entre la angustia y la oportunidad

Para algunas personas, la preocupación era justificada. Si tenías un familiar electrodependiente o necesitabas comunicarte con alguien en una emergencia, el corte generó angustia real. Y es comprensible. Pero si no era tu caso, lo que sentiste fue pura dependencia digital.

Reflexión: Lo que nos reveló el silencio digital

¿Qué sentiste en ese momento? ¿Ansiedad? ¿Necesidad de ver noticias? ¿De saber qué estaba pasando? No es coincidencia. Nuestro cerebro es una máquina de búsqueda de información, y en momentos de incertidumbre, la curiosidad nos domina. "La curiosidad mató al gato", pero también nos ha llevado a la evolución.

Ahora, hazte otra pregunta: ¿Qué hiciste con ese tiempo? Si no tenías una urgencia, te regalaron un momento solo para ti. ¿Lo aprovechaste?

Hubo quienes usaron ese tiempo para respirar y observar lo que los rodeaba. Caminar por la calle sin distracciones, notar los sonidos del ambiente, redescubrir la calma de la vida sin pantallas. Otros aprovecharon para conversar, para volver a la lectura que habían dejado pendiente o simplemente para descansar.

¿Y si esta desconexión fuera voluntaria?

El apagón fue una pausa impuesta, pero ¿y si tomáramos la iniciativa de desconectarnos por decisión propia? ¿Cuántas veces nos hemos negado el lujo de hacer algo distinto solo por estar pegados a una pantalla?

Algunas ideas que surgieron de esta pausa forzada:


  • Salir a caminar y descubrir rincones de la ciudad que antes pasaban desapercibidos.

  • Meditar y disfrutar del silencio real, sin distracciones.

  • Leer un libro sin interrupciones digitales.

  • Cocinar sin apuros, redescubriendo el placer de preparar algo con calma.

  • Escribir, dibujar o simplemente dejar que la mente divague sin la presión del tiempo.


🧠 Misión IA: Prepárate para la próxima desconexión

Si esta experiencia te dejó una sensación de vacío, quizás sea momento de prepararte para la próxima vez. Aquí tienes un prompt que puedes copiar y pegar en tu IA favorita para que te ayude a crear una lista de actividades cuando la luz se vaya:

✍️ Misión IA: Genera una lista de 100 actividades que pueda hacer cuando se corte la luz y no tenga acceso a internet ni dispositivos electrónicos. Prioriza opciones que estimulen la creatividad, el bienestar y la reflexión.

Al final, este MEGACORTE nos dejó un mensaje claro: desconectarnos del mundo digital puede ser una oportunidad para reconectarnos con nosotros mismos.

¿Qué hiciste tú mientras no había luz? Te leo en los comentarios.

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